Uno de los objetivos de la agricultura biológica es conseguir que el suelo sea fértil, misión en la que intervienen un número extraordinariamente elevado y diverso de seres vivos que habitan naturalmente en la tierra: bacterias, hongos, antinomicetos, algas y diversas especies animales, desde las microscópicas a las lombrices de tierra. El suelo es considerado un organismo vivo y todos los materiales orgánicos que le aportemos, como estiércol, compost o abonos verdes, sirven de alimento a esos seres vivos que forman humus y sustancias asimilables por las plantas. Los abonos químicos de la agricultura convencional buscan alimentar la planta directamente, sin importar mucho lo que pase en la vida del suelo, que pierde fertilidad para futuras cosechas y entra en un ciclo de dependencia del abonado artificial.
La forma más común de aportar materia orgánica al suelo es la elaboración de compost a partir de restos de comida, restos de plantas, estiércol, hojas secas y otras materias vegetales, animales o minerales que se pueden añadir para mejorarlo.
Deberás estudiar un poco para dominar la preparación de un buen compost en un compostero que puedes
construir o escoger entre la amplia gama de recipientes de compostaje doméstico que se ofrecen en el mercado. El buen compost no huele mal y tiene una textura suelta.
Los sustratos para mesas de cultivo o macetas ya contienen suficientes nutrientes y no será necesario añadir ningún abono inicialmente. Después de unos meses de cultivo los nutrientes pueden agotarse absorbidos por las plantas o por ser lavados con los excesos de riego o lluvia. Seguramente será necesario añadir compost un par de veces al año, que podemos comprar o elaborar a partir de los residuos orgánicos
domésticos en un pequeño compostador o en un vermicompostador (con lombrices rojas, no temas, no se escapan, no huele).
Un buen libro para aprender a hacer compost:
Bueno, Mariano. Cómo hacer un buen compost. Estella: La Fertilidad de la Tierra. 2003.
Todo para aprender a elaborar compost paso a paso, la mejor materia para alimentar la tierra y mantenerla fértil.