Josan y los cuates habían hablado bien de la novela El marciano, de Andy Weir (originalmente autopublicada por su autor, toma ya). Y hace unos días Aina S. Erice (¡gracias por la recomendación!) nos decía que tenía cita en el cine el día 16 de octubre, cuando se estrena en España la película de Ridley Scott, que originalmente se llama The Martian, pero ha acabado con el título de Marte (¿por qué ese cambio?).
Sin hacer un spoiler ni querer provocar envidia, os comunicamos que ayer domingo vimos la película en pantalla grande y a todo volumen (aunque no en la sesión 3D), alguna ventaja hay que sacar de estos meses británicos (que de todos modos están siendo hortelanamente muy provechosos).
Mark Watney (Matt Damon) es un botánico que queda colgado en Marte y parece seguro que será el primer hombre en morir allí. Pero aprovecha sus conocimientos para plantar un patatal y, sobre todo, intentar comunicarse con la Tierra (que esta solo a 225 millones de kilómetros, dicen los créditos) para salir de allí (menos mal que todavía quedan colegas). Es una de aventuras de ciencia ficción, sin más, mejor dejar el espíritu crítico en casa e ir simplemente a pasarlo bien o a pasar miedo, que cosas que chirrían en esa película hay muchas (además de la metalistería espacial y algunos temas musicales). A quien vaya con ilusiones vegetófilas solo adelantamos que sí, que hay algunos planos sobre el tema, pero que la cosa va más sobre destornillador automático, reparaciones con cinta americana y regateo de burócratas. Aunque, con todo, cuando sales del cine, una planta en una grieta del asfalto te parece aún más bella.
Curioso revuelo el que está provocando la película en #iamabotanist