Si no vas a cultivar en casa, busca un lugar cercano o por el que tengas que pasar cada día. También vale uno allí donde pases buena parte de los fines de semana, al menos entre
marzo y octubre, aunque el huerto continúa siendo productivo durante el invierno.
Asegúrate de que vas a poder disponer de agua, sea porque puedas recogerla de tejados, porque dispongas de una corriente de agua cercana o porque, al menos, tienes un grifo
cerca, aunque aquí ya estarás añadiendo un coste.
Si tienes la posibilidad de cercar el huerto con una valla crearás cierta barrera al viento, a gatos, perros, animales silvestres o animales humanos, que por travesura o avaricia pueden causar algunos estropicios.
Cuando la decisión sea cultivar en casa sólo tendrás que preocuparte de escoger un lugar soleado, lo más amplio posible y que pueda soportar peso. Ten en cuenta que unas
jardineras empapadas de agua por la lluvia pueden pesar mucho y romper los soportes que las sujetan.