Con un poco de imaginación es posible utilizar todo tipo de recipientes para el cultivo de plantas en terrazas o balcones: bidones, cubos agrietados, garrafas de agua, viejas bañeras, cajas de fruta recubiertas con tejido de rafia o bolsas de tela plastificada. Lo importante es que cuenten con suficiente drenaje en el fondo y que el conjunto general nos resulte estéticamente bello.
Al igual que si utilizamos macetas o jardineras, lo que interesa es que los contenedores sean lo más grandes posible, con una profundidad de entre 20 y 40 cm. Las mesas de cultivo ya suelen ofrecer ese espacio para el desarrollo de las raíces. Se rellenan con un sustrato compuesto por fibra de coco y humus de lombriz, muy nutritivo, que permite sembrar gran variedad de hortalizas en poco espacio.
Otra posibilidad es el cultivo en sacos geotextiles, como los que fabrica la firma francesa Bacsac, o en estructuras a dos niveles como el huerto Leopoldo, una estructura metálica móvil que permite cultivar dos sacos a diferente altura.
En caso de no disponer realmente de espacio, existen diferentes sistemas de huertos verticales y de cultivos hidropónicos, como Windowfarms, que pueden comprarse o construirse con botellas de agua recicladas, a partir de los planos e instrucciones que facilita este proyecto colaborativo de diseño a nivel internacional (ya existe grupo en español).
Si tu decisión es cultivar un huerto en un balcón o terraza, te recomiendo como primera lectura el libro El huerto urbano de Josep Mª Vallès.