Siguiendo con el tema de los jardines cerrados, maravilla este jardín de los placeres, con árboles, flores, música, vinos, viandas y amores, además de la fuente central en la que al bañarte obtienes la eterna juventud. Por favor, si tenéis entrada a un jardín así, ¡procuradme una invitación!
La miniatura es parte de un códice anónimo del Siglo XV conservado en la Biblioteca Estense en Módena, Italia, que pasó a ser conocido con el título “De Sphaera estense”, un compendio astronómico y astrológico en el que sobre todo llaman la atención las ilustraciones con interpretaciones astrológicas de los planetas. Este jardín aparece en las páginas dedicadas a Venus, una joven coronada de flores, con un espejo y una flor en sus manos. El espejo puede interpretarse como símbolo de la importancia de la propia belleza, pero al mismo tiempo alude a la capacidad del ser humano para producir objetos hermosos. Por otra parte la flor alude a la belleza como manifestación natural. De este modo, Venus se vincula al mismo tiempo con la belleza producida por la actividad humana y con la belleza presente en la naturaleza, expresadas perfectamente en la sensualidad, placer y disfrute que observamos en este jardín.