Son una señal de primavera en la mesa, no dejes de probarlos estos días. Los franceses lo llaman “pois gourmand”, aludiendo a su agradable paladar, con sabor algo dulzón. De la misma familia y género que los guisantes, los tirabeques (Pisum arvensis), también conocidos como bisaltos, son cultivados por sus vainas más que por sus semillas, muy pequeñas. Lo ideal es que la cocción sea suave y breve, al vapor o con una fritura ligera, que queden crujientes o al dente, para incluirlos como guarnición, en ensaladas o menestras. Su temporada es corta y conviene consumirlos al momento, recién recogidos en el huerto, porque con el paso de los días se van secando y dejan de ser esas deliciosas primicias.
Cultivar un huerto
El sentido de la vista
Para quien pasa la mayor parte del tiempo en habitaciones cerradas con una profundidad de visión de unos pocos metros o mirando la pantalla de un ordenador o un móvil, cualquier estancia al aire libre resultará beneficiosa para la vista. Los músculos oculares también necesitan su gimnasia para mantenerse en forma, necesitan mirar cerca y lejos, a derecha e izquierda, arriba y abajo. Éste es un ejercicio básico, que se realiza de forma natural cuando trabajas en el huerto: encontrar las judías escondidas, examinar unas manchas en las hojas, seguir el vuelo de una abeja, mirar las nubes o las montañas. Esta serie de movimientos oculares se complementa con impresiones en la retina, que contraen y dilatan el iris, que obligan a hacer «ajustes de color» o a adoptar ángulos de visión inesperados. Todo para convertir la experiencia del huerto en un espectáculo visual, con infinidad de colores, formas, texturas e iluminaciones, con luces y sombras cambiantes, con miradas a las plantas desde abajo, a vista de hormiga.
Una de las capacidades que más pronto se desarrolla trabajando entre las plantas es la diferenciación, sin llegar a la finura de algunas tribus amazónicas, de los muchos matices del verde. Empezar a describirlos e intentar reproducirlos con pintura puede ser un juego para desarrollar el sentido artístico: verde hoja de ortiga en verano, verde hoja demaíz, verde manzana, verde pimiento, verde tomatera con exceso de riego, verde musgo en la piedra…
Las personas mayores han de ser prudentes durante eltrabajo en el huerto, evitando movimientos bruscos o la pérdida de las gafas, ya que los problemas de visión pueden aumentar al aire libre, por bruscos cambios entre luces y sombras o por un sol muy intenso, que pueden resultar desconcertantes.
Del libro El huerto curativo, Capítulo 1: Un lugar sin estrés
LA PERCEPCIÓN DEL TIEMPO EN EL HUERTO
Las tareas del huerto obligan a centrarse en el aquí y ahora. Pasa el rato y te haces consciente de la hora por la elipse del sol en el horizonte, una velocidad planetaria a la que te adaptas enseguida a las pocas semanas de haber iniciado un huerto. Esa percepción campesina del tiempo tiene algo de universal, sabes que es el mismo ritmo de un agricultor en Java o el que se vivía en los tiempos bíblicos de Abraham, dándole a la azadilla todos con la misma cadencia, en una atemporalidad antigua y ancestral. Es una sensación muy calmante.
Especialmente si trabajas solo, se produce cierto ensimismamiento. Te haces muy consciente de tu respiración, de tus sensaciones corporales, del trabajo de los músculos, de cómo funcionan tus pensamientos. Tiene algo de interiorización, mientras estás actuando en un mundo muy material, de tierra, plantas y herramientas. La atención se libera de tensiones y se extiende en el espacio del huerto y en tu interior.
El ritmo del día y la noche, de las estaciones y de las temporadas anuales se hace muy patente cuando te ocupas de un huerto. Son ciclos que parecerían repetitivos, pero tienen variaciones, matices, hitos, anécdotas y detalles que los convierten en irrepetibles, año tras año. Y otra sensación muy especial: mientras duermes, estás en la oficina o embarcando en la terminal de un aeropuerto,tus plantas crecen. El huerto se convierte entonces en un lugar simbólico, algo parecido a lo que consideramos «hogar», ese lugar al que siempre regresas, base de la estabilidad emocional.
Del libro El huerto curativo, Capítulo 1: Un lugar sin estrés.
NO TE OLVIDES DE SEMBRAR LAS ÚLTIMAS JUDÍAS
Un error de novatos es sembrar judías en una única plantada anual, salen todas a la vez. Acabas congelándolas, dejando algunas para secas y, lo peor, con la familia harta de comer judías cada día, o amigos y vecinos que te rehuyen. Así que, ya sabes, a sembrar unas pocas cada 3-4 semanas.
En julio todavía puedes poner esas Phaseolus vulgaris en exterior, cuenta que tardarás al menos entre 8 y 12 semanas en cosechar, o sea que será después de More
FRUTALES EN POCO ESPACIO
¿Por qué no tener un ciruelo en tu balcón o terraza? Si tienes un macetón grande y una pared que sirva de soporte, puedes cultivar un frutal en espaldera. Mejor elegir ejemplares injertados sobre patrones enanizantes (pregunta en el vivero o estudia los catálogos) que has de ir podando en abanico según crecen. Es algo artificial, que llevan bien los manzanos y perales, algo más delicado con frutales de hueso, como ciruelos, cerezos, melocotoneros o albaricoqueros, que pueden perder mucha savia y presentar problemas de gomosis. Así se han llegado a cultivar hasta granados, naranjos, higueras y olivos… ¿Sabes lo buenas que están esas ciruelas claudias?
¿OYES CÓMO CRECEN LOS CALABACINES?
En estos días cálidos de verano parece que los calabacines se estiran por minutos. Tendremos que poner la cámara de fotos en time-lapse y medir… a ver si solo son imaginaciones. Si te quedas quieto mirándolos te parece escuchar el creeeeeecccc de la piel verde que se estira. Están ahora tan tiernos que hasta los puedes poner crudos en ensalada (por ejemplo, laminando los calabacines con el pelador de verduras, en forma de tallarín al que das volumen emplatándolo en forma de honda, añades laminados de queso parmesano, albahaca fresca, flor de sal y aceite de oliva virgen…) Ñam
¿HUERTO Y JARDÍN?
Siempre me ha gustado la idea de mezclar huerto y jardín. Mi amigo Ignacio Abella ha explicado muy bien eso al hablar del güertín de la güelita, que servía para procurar alimento a la familia, pero también para mucho más:
“Allí se cultivaban los crisantemos para honrar a los muertos de la familia en el cementerio, el día de difuntos. Las calas, azucenas y gladiolos se ponían al pie de santos y altares y en la iglesia se colocaban especialmente los días de fiesta. La casa se vestía también con ramilletes de flores y siempre había algún lilar, matricarias o julianas para dar una nota de aroma y color al propio huerto. Por los rincones se mezclaban estas plantas ornamentales, con las culinarias (perejil, menta, orégano…) y medicinales (ruda, salvia, melisa…) y había una hierba para cada cosa: una regla dolorosa, una mala digestión, una gripe o catarro… También había remedios para los animales y plantas útiles para atar (formio), para ahuyentar a los topos (tártago) y para otros mil usos y necesidades.”
También me gusta la idea de utilizar las verduras como elementos ornamentales en el jardín, como ví en Kew Gardens, en Londres:
¡Fresas, multiplicaos!
En priamvera los fresales empiezan a lanzar estolones sondeando el espacio a su alrededor. Son esas pequeñas lianas de color verde o rosáceo que salen de la propia planta y terminan en un cúmulo de hojas pequeñas que acabarán convirtiéndose en una nueva planta si encuentran una tierra apropiada en la que enraizar. En cuanto se han agarrado al nuevo suelo cortas el estolón y ya tienes otro fresal…
Si tu planta todavía no ha producido estolones puedes forzar su producción rodeando la maceta en la que ahora tienes las plantas de otras macetas vacías con tierra húmeda. Tu planta no tiene ojos pero “siente” que allí hay nuevo territorio y lanza sus tentáculos. Puedes orientar la plantita que aparece al final del estolón y colocarla en el lugar que quieres que enraíce, cubriendo con un poquito de tierra. Así tendrás montones de fresas y macetitas regalo para tus amigos.
¡SE ACABARON LAS HELADAS, LAS PALPITACIONES Y LOS MALOS ESPÍRITUS!
Lo dice el majuelo, espino albar, arç blanc, aranza o como quiera que se llame en tu tierra, aunque su nombre formal es Crataegus monogyna. Cuando florece en tu zona es una señal de que ya puedes plantar los tomates sin peligro, palabra de Mariano Bueno.
Además puedes recoger las flores, que en infusión actúan como reguladores del ritmo cardiaco disminuyendo las palpitaciones del corazón en personas con ansiedad y nerviosismo. Además actúa de forma general sobre el sistema circulatorio, regulando la presión sanguínea, leo en El Dioscórides renovado de Pio Font Quer. Atentos también al significado simbólico. En la Grecia antigua, el espino albar era un símbolo de protección y de pureza, por lo que se colocaba en el lecho nupcial y en las cunas para expulsar a los malos espíritus…
Huertos compartidos
¿Quieres cultivar tus propias frutas y verduras y no tienes dónde hacerlo? Los amigos de Huertos Compartidos (Tú cultivas, yo te dejo la tierra), te explican cómo conseguirlo en este simpático vídeo. Es una iniciativa de la asociación Reforesta, que pone en contacto a quienes quieren cultivar un huerto, y no disponen de terrenos, con aquellas personas o entidades que tienen terrenos, pero no tiempo para trabajarlos, fomentando la cesión de los mismos, a cambio de compartir la cosecha.
Huertos Compartidos es también una red social con más de 400 miembros, un lugar donde conversar y hacer amistades hortelanas. Anuncian la posibilidad de suscribirte para recibir en casa frutas y verduras ecológicas o la participación en cursos y talleres.
Su mensaje es simple y muy positivo:
· Ayudan a la gente a conectarse y ayudarse mutuamente.
· Promueve los huertos ecológicos.
· Ponen en producción (¡ecológica!) solares y fincas improductivas, tanto en ciudades como en pueblos.
· Crean una comunidad en internet para compartir conocimientos y experiencias.
Mira el mapa de los 715 hortelanos y propietarios registrados hasta el momento: