Hay una infinidad de variedades y lo mejor es escogerlas de tipos diferentes, sean grandes, prietos, de pera, de racimo o de colgar. En los huertos en balcones y terrazas, los tomates tipo cherry tienen una productividad sorprendente. Ten en cuenta que la tomatera es una planta que exige calor y requiere abonados orgánicos abundantes. En el campo no debe trasplantarse demasiado pronto, ya que las plantas padecen y no por eso crecerán luego más deprisa o más grandes. Los trabajos hasta el verano serán los de atar a cañas, despuntar, suprimir los brotes laterales que salen de las axilas de los tallos y regar, regar mucho.
Cultivar un huerto
Hacer un huerto: preparando los bancales
Si dispones de un espacio de terreno puedes utilizar para crear tu huerto varios sistemas de agricultura ecológica. Uno de los más clásicos para horticultura doméstica, descrito con detalle por Mariano Bueno en su libro El huerto ecológico familiar, es el de la construcción de bancales elevados, cuyas instrucciones resumo a continuación:
• Para empezar deberás cavar la tierra en toda la superficieque ocupará el huerto, lo más profundo posible,retirando las malas hierbas y las piedras que puedas encontrar, y mezclando la tierra con compost que habrás esparcido. En este primer momento puede ser útil un pequeño motocultor.
• Delimita con estacas y cordel rectángulos de 120 cm de ancho y cuatro o seis metros de largo, dejando entre ellos pasillos de 50 a 70 cm. El objetivo es no pisar nunca la superficie cultivada y poder alcanzar con la mano cualquier parte del bancal desde uno u otro lado del pasillo.
• Echa la tierra acumulada en los espacios destinados a pasillos al interior de los bancales, que alcanzarán una altura de 20 a 40 cm. Da una forma regular a los bancales y alisa la parte superior con el rastrillo.
• Esparce dos o tres dedos de altura de compost sobre cada uno de los bancales e instala tres hileras de tubo para riego por goteo, que ya vienen con agujeros cada 33 cm, una en el centro y las otras dos a los lados.
• Ya puedes trasplantar, procurando que las raíces queden próximas a los agujeros del riego por goteo. Con todo el bancal bien plantado, puedes recubrirlo con acolchado de paja, hojas u otro material vegetal que mantenga la humedad del suelo pero lo deje respirar.
Otro método muy eficaz es el descrito por Gaspar Caballero en su obra Parades en crestall. El huerto fácil, sobre la misma idea básica pero con algunas aportaciones muy ingeniosas.
Hacer un huerto: libros para iniciar un huerto ecológico
Estos son los que entresacaría de mi bliblioteca hortelana:
Bueno, Mariano. El huerto familiar ecológico. La gran guía práctica del cultivo natural. Barcelona: Integral / RBA Libros. 1999.
Quizá la obra más completa y práctica para iniciarse en el cultivo ecológico en España, una de las primeras no traducidas (escritas para otros países, con diferentes climas y tradiciones) y con experiencia práctica de primera mano por parte de su autor. Se ha renovado y actualizado en sucesivas ediciones desde que me tocó dirigir la editorial en el momento en que se realizó la primera edición, un proyecto que parecía imposible, hoy un clásico para todos los aficionados al huerto.
Bueno, Mariano. Manual práctico del huerto ecológico. Estella: La Fertilidad de la Tierra. 2011.
Una síntesis con la información básica y actualizada de El huerto familiar ecológico, expone de forma concisa y gráfica los métodos y técnicas de cultivo que han demostrado dar mejores resultados.
Aubert, Claude. El huerto biológico. Cómo cultivar todo tipo de hortalizas sin productos químicos ni tratamientos tóxicos. Barcelona: Integral / RBA Libros. 1987.
Otro de los clásicos de la agricultura ecológica que tuvimos el placer de publicar en Integral. Lleva tantas ediciones que el propio Claude Aubert ha perdido la cuenta. En sus primeras páginas leímos por primera vez el proverbio chino tantas veces repetido:
«Si quieres ser feliz una hora, embriágate;
si quieres ser feliz un día, mata a tu cerdo;
si quieres ser feliz una semana, haz un bonito viaje;
si quieres ser feliz un año, cásate;
si quieres ser feliz toda tu vida, cuida tu huerto».
Conocí a Alvaro Altés, un indiscutible padre intelectual de la agricultura ecológica en España, mientras él trabajaba en la revisión de este libro y compartimos miles de horas peleando por tirar adelante Integral, en la redacción y en el consejo rector de la cooperativa editora. Nos dejó pronto, pero siempre está en nuestra memoria y en los innumerables libros y artículos que tradujo, revisó o escribió.
Caballero de Segovia, Gaspar. Parades en Crestall. El huerto ecológico fácil. Autoeditado. 2002.
Es el método con el que empecé mi huerto montañés. Puedes comprarlo directamente en la web de Gaspar Caballero. También ofrece un Dvd bastante instructivo.
Lespinasse, Jean-Marie. El huerto más natural. Estella: La Fertilidad de la Tierra. 2012.
Mi próximo experimento. Un método similar al huerto sinérgico de Emilia Hazelip, sin trabajar la tierra, con acolchados permanentes.
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Si quieres iniciar un huerto en balcón o terraza, mira estos libros.
Hacer un huerto: planificar los bancales
Antes de empezar tu primer huerto estudia lo que puedas, por ejemplo, en alguno de los libros recomendados en estas páginas. Toma notas y dibuja tu huerto. Intenta planificar y no plantar a capricho. Piensa qué te gustaría comer y cuándo, calculando el ciclo normal de crecimiento de cada planta.
Conviene plantar escalonadamente las verduras y hortalizas que quieras consumir de un modo continuado o deberás hacer conservas, congelar o regalar las que maduran todas a un tiempo. Personalmente, no me importa que un grupo de tomateras maduren de golpe en un par de semanas, porque casi las planto con la idea de hacer conserva de tomate para el invierno, y ya puestos a pelar y hervir calderos, mejor dejar el trabajo hecho en uno o dos días de jaleo en la cocina.
Las rotaciones de cultivos y las asociaciones favorables o desfavorables de plantas no han de quitarte el sueño inicialmente, aunque cuando las tengas estudiadas verás la conveniencia de repartir los bancales por grupos de familias e ir rotándolas en sucesivas temporadas de un bancal al siguiente.
Así, en el mismo bancal plantarías, por ejemplo, por este orden:
• Primera temporada: leguminosas (judías, guisantes, habas) y crucíferas (coles, rábanos, nabos).
• Segunda temporada: solanáceas (tomates, pimientos, berenjenas).
• Tercera temporada: compuestas (lechugas, escarolas), quenopodiáceas (acelgas, remolachas, espinacas) y cucurbitáceas (calabacines, pepinos).
• Cuarta temporada: umbelíferas (zanahorias, apios, apio-nabos), liliáceas (cebollas, puerros, ajos).
• Quinta temporada: vuelta a empezar la rotación con leguminosas, que son las plantas que mejoran más el suelo, seguidas de solanáceas, que son las plantas más exigentes.
Las plantas plurianuales (alcachofas, fresas, espárragos) permanecen en el mismo bancal.
Hacer un huerto: el abonado del suelo
Uno de los objetivos de la agricultura biológica es conseguir que el suelo sea fértil, misión en la que intervienen un número extraordinariamente elevado y diverso de seres vivos que habitan naturalmente en la tierra: bacterias, hongos, antinomicetos, algas y diversas especies animales, desde las microscópicas a las lombrices de tierra. El suelo es considerado un organismo vivo y todos los materiales orgánicos que le aportemos, como estiércol, compost o abonos verdes, sirven de alimento a esos seres vivos que forman humus y sustancias asimilables por las plantas. Los abonos químicos de la agricultura convencional buscan alimentar la planta directamente, sin importar mucho lo que pase en la vida del suelo, que pierde fertilidad para futuras cosechas y entra en un ciclo de dependencia del abonado artificial.
La forma más común de aportar materia orgánica al suelo es la elaboración de compost a partir de restos de comida, restos de plantas, estiércol, hojas secas y otras materias vegetales, animales o minerales que se pueden añadir para mejorarlo.
Deberás estudiar un poco para dominar la preparación de un buen compost en un compostero que puedes
construir o escoger entre la amplia gama de recipientes de compostaje doméstico que se ofrecen en el mercado. El buen compost no huele mal y tiene una textura suelta.
Los sustratos para mesas de cultivo o macetas ya contienen suficientes nutrientes y no será necesario añadir ningún abono inicialmente. Después de unos meses de cultivo los nutrientes pueden agotarse absorbidos por las plantas o por ser lavados con los excesos de riego o lluvia. Seguramente será necesario añadir compost un par de veces al año, que podemos comprar o elaborar a partir de los residuos orgánicos
domésticos en un pequeño compostador o en un vermicompostador (con lombrices rojas, no temas, no se escapan, no huele).
Un buen libro para aprender a hacer compost:
Bueno, Mariano. Cómo hacer un buen compost. Estella: La Fertilidad de la Tierra. 2003.
Todo para aprender a elaborar compost paso a paso, la mejor materia para alimentar la tierra y mantenerla fértil.
Hacer un huerto: el riego
Es una clave fundamental a la hora de escoger la ubicación de un huerto. Para mí es fundamental que el agua sea constante, se pueda acumular y, si es posible, sea gratis. Eso puede exigir instalar tubos, canaletas, bombas, depósitos o recipientes, pero es la mejor inversión que puedes hacer.
Los sistemas con mangueras de riego por goteo o por exudación (bastante más caras, pero a valorar para un huerto en terraza) permiten una economía de agua muy importante. Olvida aquellos sistemas del abuelo, en que el agua corría alegremente por el surco, dando a las plantas un día de fiesta y varios de sed.
El arte del riego, el saber cuándo y cuánto regar, se aprende con el tiempo, observando cómo funciona tu tierra y qué quiere cada tipo de planta. En primavera y otoño, salvo en semanas lluviosas, las plantas necesitan riego cada dos o tres días. Mientras que en verano el riego debe ser como mínimo diario. Para esto los programadores de riego son fantásticos, aunque has de vigilar qué modelo escoges en función
de la presión de agua de que vayas a disponer; bastantes programadores de jardinería no funcionan cuando el agua cae a peso desde un depósito.
Si acolchas el terreno con paja, hojas u otros restos vegetales, conseguirás mantener la humedad del suelo y evitar la proliferación de hierbas indeseadas entre tus plantas. Valora la necesidad de acolchar o no en primavera porque, cada vez estoy más convencido, a bastantes plantas además de la luz les gusta el calor en el suelo y el uso de acolchados retarda su crecimiento innecesariamente.
Hacer un huerto: las semillas
Me gusta más utilizar semillas que comprar plántulas ya desarrolladas. Esto permite saber qué estás plantando exactamente y no te limita a las variedades comerciales que suelen distribuirse. Ya he dicho que prefiero variedades locales tradicionales, normalmente con más sabor y resistencia que las de marcas comerciales que se encuentran en casi todos los sitios. Hay redes de intercambio y compra de semillas,
nacionales e internacionales, pero también valen los sistemas de siempre, guardando las semillas de aquel melón de invierno que salió tan bueno o intercambiando con familiares y amigos.
El problema de germinar semillas para plantar es que durante unas semanas requieren cierta atención regular, plantándolas en bandejas de siembra, envase de yogur u otros recipientes, en un sustrato de tierra y compost. Sigue las instrucciones del envasador de las semillas o el consejo de quien
te las ha dado. No las dejes varias temporadas sin plantar, porque pierden poder de germinación con el paso del tiempo y las condiciones no óptimas de almacenaje.
Si aposta o por descuido alguna planta del huerto acaba produciendo semilla que no recoges, te puedes encontrar que a los pocos meses empiezan a aparecer espontáneamente decenas de plantitas en esa zona. Durante tiempo he tenido semilleros casi permanentes de acelgas y escarolas por el sistema del despiste.
Puedes comprar semillas en centros de jardinería, cooperativas o en diversas tiendas de Internet. Si quieres comprar o intercambiar semillas autóctonas:
Red de semillas
Red de intercambio de semillas para la biodiversidad agrícola con participantes de muy diversos ámbitos, con enlaces a las asociaciones locales de las distintas provincias.
Les refardes
Red catalana de semillas locales y ecológicas para la conservación de la biodiversidad y la divulgación de su importancia histórica y cultural.
Con el nombre del dios de la fertilidad de los nativos de Norteamérica, esta asociación promueve la seguridad y soberanía alimentaria mediante la creación y reproducción de un fondo de semillas comunitario que son enviadas desde múltiples rincones del planeta para ser donadas a comunidades en desarrollo de todo el mundo. En su página francesa, se pueden comprar semillas de verduras, flores y plantas aromáticas de entre un amplio catálogo de variedades.
Esporus
El centro Esporus para la conservación de la biodiversidad cultivada realiza tareas de investigación y divulgación de las variedades locales en Cataluña y posibilita el acceso de los agricultores a este patrimonio genético, suministrando semillas y plantas de las variedades que previamente ha recogido y conservado. También organiza talleres productivos.
Semillas silvestres
Empresa de venta de semillas autóctonas ibéricas con un
amplio catálogo de variedades.
Mirad también la relación actualizada que mantiene la Asociación Vida Sana.
Hacer un huerto: trucos para ganar espacio
El cultivo en terrazas o en bancales bien abonados permite producciones más intensivas de las que se producían en las huertas tradicionales. La alternancia en el suelo de plantas con estructura de raíz, forma de crecimiento o altura complementarios permite ganar bastante espacio. Por ejemplo:
• Plantas con crecimiento de raíz complementario:
Judías – zanahorias, judías – apio, judías – maíz, judías – rábanos, judías – calabacín, calabazas – cebollas, zanahorias – cebollas, maíz – lechugas, maíz – patatas, berenjenas – cebollas, puerros – zanahorias, lechugas – zanahorias – cebollas, lechugas – rábanos, guisantes – rábanos, pimientos – cebollas o espinacas – cebollas.
• Plantas que dan sombra – plantas que toleran sombra:
Judías bajas – apio, judías (bajas o de palo) – lechugas, judías (bajas o de palo) – espinacas, coles y coliflores – lechugas, coles y coliflores – espinacas, maíz – lechugas, pepinos en espaldera – apio, pepinos en espaldera – lechugas, berenjenas – apio, guisantes en espaldera – lechuga, guisantes en espaldera – espinaca, tomates en palos – lechuga.
Para aprovechar el espacio en vertical pueden plantarse hortalizas trepadoras como los pepinos, las judías o los guisantes allí donde ellos mismos puedan engancharse. Los tomates también trepan, pero es necesario ir atándolos a alguna estructura que sirva de soporte.
En los huertos en terrazas también son muy útiles los contenedores verticales que permiten plantar en agujeros a diferentes niveles, constituyendo una torre ajardinada y muy productiva. Otra solución son las cestas colgantes, dejando colgar los tallos.
Escalona la plantación al ritmo en que irás consumiendo, si cortas dos lechugas por semana deberás plantar dos nuevas lechugas cada semana. Aunque ten en cuenta que casi todas las variedades de lechuga, escarola, acelga o espinaca permiten ir cortando las hojas exteriores, sin arrancar la planta, de modo que van creciendo nuevas en el tiempo en que volvemos para cosechar más.
Si realmente tienes poco espacio, puedes renunciar a cultivar variedades de verduras de ciclo lento o exigentes en espacio. Las cebollas para secar requieren cinco meses, pero las que se consumen en fresco estarán listas en apenas dos. Los tomates, pimientos y berenjenas ocuparán espacio al menos durante tres meses de verano, mientras que las acelgas, los guisantes o las lechugas, bien cuidados, se pueden consumir en poco más de dos meses desde su plantación.
Hacer un huerto: macetas y contenedores
Con un poco de imaginación es posible utilizar todo tipo de recipientes para el cultivo de plantas en terrazas o balcones: bidones, cubos agrietados, garrafas de agua, viejas bañeras, cajas de fruta recubiertas con tejido de rafia o bolsas de tela plastificada. Lo importante es que cuenten con suficiente drenaje en el fondo y que el conjunto general nos resulte estéticamente bello.
Al igual que si utilizamos macetas o jardineras, lo que interesa es que los contenedores sean lo más grandes posible, con una profundidad de entre 20 y 40 cm. Las mesas de cultivo ya suelen ofrecer ese espacio para el desarrollo de las raíces. Se rellenan con un sustrato compuesto por fibra de coco y humus de lombriz, muy nutritivo, que permite sembrar gran variedad de hortalizas en poco espacio.
Otra posibilidad es el cultivo en sacos geotextiles, como los que fabrica la firma francesa Bacsac, o en estructuras a dos niveles como el huerto Leopoldo, una estructura metálica móvil que permite cultivar dos sacos a diferente altura.
En caso de no disponer realmente de espacio, existen diferentes sistemas de huertos verticales y de cultivos hidropónicos, como Windowfarms, que pueden comprarse o construirse con botellas de agua recicladas, a partir de los planos e instrucciones que facilita este proyecto colaborativo de diseño a nivel internacional (ya existe grupo en español).
Si tu decisión es cultivar un huerto en un balcón o terraza, te recomiendo como primera lectura el libro El huerto urbano de Josep Mª Vallès.
Hacer un huerto: la tierra
La materia mineral constituye entre el 90 % y el 98 % de la materia de un suelo de cultivo, el resto es la parte orgánica pero de ella depende principalmente la fertilidad de la tierra
en la que vas a cultivar. Sea cual sea tu tipo de tierra, te interesa enriquecerla con materia orgánica, sea compost o abono de origen animal. El estudio detallado de su textura, estructura y Ph permitirá equilibrarla y aumentar su fertilidad con el tiempo.
Si vas a cultivar en tiestos o en mesas de cultivo en la ciudad, normalmente comprarás mezclas de turba o fibra de coco con abono de estiércol, humus de lombriz o guano de aves. Otros materiales usados en las mezclas son la perlita y la vermiculita, arcillas que se han sometido a altas temperaturas consiguiendo una estructura particular que mejora la
textura. Estos sustratos son adecuados para plantar en contenedores, ya que tienen muchos nutrientes y una gran capacidad de retención de agua que reduce la necesidad de riego y asegura el alimento que requieren las hortalizas.