Que ahora es una una auténtica moda lo vemos en la edición francesa del mes de septiembre de la revista Glamour. Título principal en portada (“Ma vie cool en ville!”) y reportaje de cinco páginas en el bloque inicial, nunca lo hubiéramos pensado.
Nos habla de chicas de la génération glamour de Toronto, una ciudad en la que cultivar en la terraza o en huertos comuntarios es lo más, no sólo por disponer de alimentos frescos y ecológicos, sino también por su faceta social. Un ejemplo es The Stop Community Food Center, que además de huerto es cocina comunitaria, banco de alimentos y centro para aprender horticultura y cocina. La organización Not Far From The Tree se dedica a recoger la fruta de árboles de particulares y reparten un tercio para el propietario, un tercio para los recolectores y un tercio para organizaciones locales El lujoso hotel Fairmont Royal York cuenta con huerto en sus terrazas para abastecer a sus chefs. Desde 2009, en Toronto la ley obliga a “vegetalizar” un mínimo del 10% de la superficie construida. Y así un montón de ideas glamourosas en esta ciudad.
Huertos urbanos
Las huertas invaden Nueva York
Brooklyn Grange no un huerto más en una azotea de Nueva York, entre los muchos que están creciendo en una especie de nueva moda de la ciudad. Éste tiene 3.700 m2, con vistas al skyline de Manhattan, y no es de un particular, es toda una empresa. Fundada por Brandon Hoy, Anastasia Cole, Gwen Schantz, Chris Parachini y Ben Flanner, cultivan comercialmente para abastecer a vecinos y establecimientos, pero mantienen el huerto abierto al público y a la participación de escuelas, familias y voluntarios. Si lo quieres visitar está en 37-18 Northern Boulevard, Long Island City Queens (es divertido ver las franjas de cultivo sobre el edificio en la foto satélite de Google Maps). Este vídeo sirve también para hacerse una idea:
Sobre Brooklyn Grange y la tendencia al urban farming en EE UU escribía ayer Sandro Pozzi una columna en el suplemento de negocios de El País, donde explica que poco a poco van proliferando los mercadillos, como el de Union Square o el de los domingos detrás del Museo de Historia Natural, donde los hortelanos urbanos venden sus productos.
Prinzessinnengarten, un huerto móvil en Berlín.
Hace poco más de un año, en junio de 2009, esto era un solar lleno de escombros en la Moritzplatz del barrio Kreuzberg, en Berlín. Dos emprendedores, creadores de la empresa sin ánimo de lucro Nomadisch Grün (“verde nómada”), alquilaron este espacio no utilizado durante más de 50 años, lo limpiaron y pusieron en marcha el proyecto Prinzessinnengarten (“jardines de princesas”): un huerto móvil que ya tiene más de 1.000 m2 de cultivos en cajones y bolsas, para los vecinos del barrio.
Personas de todas las edades, ocupaciones y procedencias pueden cultivar alimentos y flores para su propio consumo o para la venta en el café-restaurante del jardín, que es el centro social del proyecto. Así, Prinzessinnengarten es a la vez que un espacio productivo, un lugar de aprendizaje y de esparcimiento, relajante y de relación social. Por las mañanas abundan las familias con niños y al atardecer es un espacio más frecuentado por los jóvenes. A la actividad del día a día se suman programas educativos, eventos culturales y fiestas.
Se cultiva sin pesticidas o fertilizantes artificiales, se suelen escoger variedades autóctonas o difíciles de encontar en los supermercados, se elabora compost y se cuidan colmenas, lo que ayuda a la polinización en este ambiente urbano.
La idea de ser móvil es muy práctica, pues es posible el traslado a otro solar inutilizado si el precio de alquiler hace inviable el proyecto, que se financia con aportaciones de personas y empresas con conciencia social y ambiental, además de los ingresos por ventas del café-restaurante.
Monocle ha realizado un vídeo sobre Prinzessinnengarten, en inglés, con buenas imágenes y entrevistas para hacerse una idea del proyecto.