Si cierras los ojos en el huerto y empiezas a tocar, se abre todo un mundo de sensaciones: humedad, sequedad, hojas rugosas o aterciopeladas, espinosas o peludas, tallos satinados o nudosos. Prueba a identificar las plantas con los ojos cerrados…
Las sensaciones que experimenta el cuerpo durante el trabajo normal también son muy variadas, desde el calor del sol sobre la piel, el sudor o el viento que lo seca, hasta la aspereza de la tierra reseca en las manos, los arañazos y pinchos o el chorro de agua limpiando tus brazos.
Aunque empieces a trabajar con guantes, siempre acabas ensuciándote las manos con tierra. Es un retorno a la infancia y una liberación, como estar toda la vida de vacaciones. Al meter las manos en la tierra, puedes pensar que toda tu energía negativa, todo tu estrés, todo lo que no te gusta del mundo y de ti mismo se descarga y se diluye en ella. ¡Eh, vigila el negro de las uñas si al día siguiente vas a la oficina!
Para quien pasa la mayor parte del tiempo en habitaciones cerradas con una profundidad de visión de unos pocos metros o mirando la pantalla de un ordenador o un móvil, cualquier estancia al aire libre resultará beneficiosa para la vista. Los músculos oculares también necesitan su gimnasia para mantenerse en forma, necesitan mirar cerca y lejos, a derecha e izquierda, arriba y abajo. Éste es un ejercicio básico, que se realiza de forma natural cuando trabajas en el huerto: encontrar las judías escondidas, examinar unas manchas en las hojas, seguir el vuelo de una abeja, mirar las nubes o las montañas. Esta serie de movimientos oculares se complementa con impresiones en la retina, que contraen y dilatan el iris, que obligan a hacer «ajustes de color» o a adoptar ángulos de visión inesperados. Todo para convertir la experiencia del huerto en un espectáculo visual, con infinidad de colores, formas, texturas e iluminaciones, con luces y sombras cambiantes, con miradas a las plantas desde abajo, a vista de hormiga.
Una de las capacidades que más pronto se desarrolla trabajando entre las plantas es la diferenciación, sin llegar a la finura de algunas tribus amazónicas, de los muchos matices del verde. Empezar a describirlos e intentar reproducirlos con pintura puede ser un juego para desarrollar el sentido artístico: verde hoja de ortiga en verano, verde hoja demaíz, verde manzana, verde pimiento, verde tomatera con exceso de riego, verde musgo en la piedra…
Las personas mayores han de ser prudentes durante eltrabajo en el huerto, evitando movimientos bruscos o la pérdida de las gafas, ya que los problemas de visión pueden aumentar al aire libre, por bruscos cambios entre luces y sombras o por un sol muy intenso, que pueden resultar desconcertantes.
Las tareas del huerto obligan a centrarse en el aquí y ahora. Pasa el rato y te haces consciente de la hora por la elipse del sol en el horizonte, una velocidad planetaria a la que te adaptas enseguida a las pocas semanas de haber iniciado un huerto. Esa percepción campesina del tiempo tiene algo de universal, sabes que es el mismo ritmo de un agricultor en Java o el que se vivía en los tiempos bíblicos de Abraham, dándole a la azadilla todos con la misma cadencia, en una atemporalidad antigua y ancestral. Es una sensación muy calmante.
Especialmente si trabajas solo, se produce cierto ensimismamiento. Te haces muy consciente de tu respiración, de tus sensaciones corporales, del trabajo de los músculos, de cómo funcionan tus pensamientos. Tiene algo de interiorización, mientras estás actuando en un mundo muy material, de tierra, plantas y herramientas. La atención se libera de tensiones y se extiende en el espacio del huerto y en tu interior.
El ritmo del día y la noche, de las estaciones y de las temporadas anuales se hace muy patente cuando te ocupas de un huerto. Son ciclos que parecerían repetitivos, pero tienen variaciones, matices, hitos, anécdotas y detalles que los convierten en irrepetibles, año tras año. Y otra sensación muy especial: mientras duermes, estás en la oficina o embarcando en la terminal de un aeropuerto,tus plantas crecen. El huerto se convierte entonces en un lugar simbólico, algo parecido a lo que consideramos «hogar», ese lugar al que siempre regresas, base de la estabilidad emocional.
En estos días cálidos de verano parece que los calabacines se estiran por minutos. Tendremos que poner la cámara de fotos en time-lapse y medir… a ver si solo son imaginaciones. Si te quedas quieto mirándolos te parece escuchar el creeeeeecccc de la piel verde que se estira. Están ahora tan tiernos que hasta los puedes poner crudos en ensalada (por ejemplo, laminando los calabacines con el pelador de verduras, en forma de tallarín al que das volumen emplatándolo en forma de honda, añades laminados de queso parmesano, albahaca fresca, flor de sal y aceite de oliva virgen…) Ñam
El fin de semana del 19 a 21 de junio lo pasamos visitando esta feria, todavía pequeña pero que promete un acercamiento contemporáneo a la locura jardinera británica que te encuentras en la clásica RHS Chelsea Flower Show celebrada un mes antes, un acontecimiento anual en UK.
Muchas cosas llamaron nuestra atención, por ejemplo:
· Un montón de personas entusiastas y profesionales, dedicando More
Sorpresa por la falta de Inma Peña entre el profesorado, algunos nos apuntamos al curso por su labor (la organización no pudo confirmarle el curso en el tiempo acordado y fue imposible reorganizar su agenda). El tema quedó disipado entre las rosas y la frondosidad del Jardí Miquel Martí i Pol, en el propio edificio de la universidad, que Salvador Simó nos llevó a visitar tras explicar la historia del proyecto, una creación conjunta entre estudiantes de Terapia Ocupacional y personas que están en una situación de exclusión social, relacionada con la salud mental, la pobreza o la inmigración. Impresiona ver cómo aquella franja de terreno llena de maleza se ha convertido en ese agradable jardín.
En total 18 asistentes (alguna inquieta viajando desde Canarias, otros desde Jaén o Almería) a la primera formación universitaria que se imparte en España sobre la materia, que dedicamos la mañana del segundo día a arrancar hierbas entre las losas del claustro de la catedral (bajo la servera mirada de la estatua de Jaume Balmes) y a plantar romeros en plena solina, en el proyecto Ecosportech. Por la tarde Mireia Franch nos presentó Sambucus, un proyecto en Manlleu (Barcelona) que quiere generar espacios de aprendizaje y trabajo para personas con riesgo de exclusión social, a la vez que crea productos (en el huerto y cultivo de aromáticas) y cultura agroalimentaria (en un restaurante que nos quedó perdiente de probar…) También tuvimos unas nociones de Ergonomía con Tamara Gastelaars.
El sábado, que elegimos pasar en el aula en vez de visitar huertos, Salvador Simó fue desgranando las fases de desarrollo de un proyecto de jardinería y horticultura social, ilustrado por su propia experiencia (Jardí Miquel Martí i Pol, Ecosportech, SHES y otras), desde la filosofía que está en su raíz (en este caso, una reivindicación humanista, holista y de ocupación significativa), las estrategias que son su tronco (con bastante interés por la financiación), hasta las hojas y frutos que constituyen el día a día de las diferentes personas implicadas en cada proyecto.
Lo cierto es que el curso ha sido más sobre lo social que sobre lo terapéutico, que quedó en menciones genéricas, las nociones sobre ergonomía y una última hora sobre análisis del desempeño ocupacional (terminología, evaluación) a cargo de María Kapanadze.
Ahora queda repasar apuntes y documentos del campus virtual, buscar las decenas de referencias variopintas que intercambiamos tomando cervezas y, ¡que no se nos olvide!, a regar las amistades sembradas.
Sin duda, el primer lugar para ponerse en contacto y ver todas las posibilidades es Thrive UK. Están en Reading y tienen diversos programas de formación.
Si ya se dispone de alguna titulación como terapeuta ocupacional, quizá baste con la autoformación y complementar con cursos de horticultura, como los que organiza la Royal Horticultural Society (RHS).
Si lo que se desea es una titulación universitaria específica han existido al menos éstas (mirar información detallada de los próximos cursos en cada una de las universidades):
¿Y en España? A falta todavía de ofertas para titulación universitaria específica, estas son algunas de las pocas posibilidades de cursos en “Terapia Hortícola”, “Horticultura Terapéutica”, “huertoterapia”, “hortoterapia” o “HT”, que todavía no se ha asentado un término:
· Programas de H.E.S.T. (Horticultura-Jardinería Educativa Social y Terapéutica) por Inma Peña Fuciños.
Hasta aquí lo que sabemos por ahora. Si conoces cosas más interesantes o puedes ampliar la información, por favor, deja un comentario o contacta con nosotros.
En España la terapia hortícola, llamada más informalmente “huertoterapia”, es una disciplina poco desarrollada, sin el grado de profesionalización y especialización que ha alcanzado en países como Reino Unido, Estados Unidos o Canadá. Mientras que aquí sólo algunos centros de salud, terapéuticos y asistenciales utilizan la horticultura como herramienta puntual de terapia ocupacional, en los países mencionados existen metodologías muy concretas para el tratamiento de los diferentes casos, titulaciones universitarias específicas, asociaciones profesionales y miles de proyectos que utilizan el huerto y las plantas como elemento terapéutico para la rehabilitación física, la educación de discapacitados, el cuidado de personas mayores y la integración de personas en riesgo de exclusión social, así como también para el tratamiento de adicciones, la asistencia a víctimas de abusos o la reinserción de personas en prisión.
Una de las iniciativas pioneras en España es la que ha desarrollado Inma Peña Fuciños, una terapeuta titulada en Reino Unido y Estados Unidos. Ha creado un huerto y un programa educativo para niños con problemas de audición y lenguaje en el Colegio de Educación Especial Nuestra Señora del Rosario, en Coruña, que acerca a los niños del centro al mundo natural y les permite la práctica al aire libre de las materias que han aprendido en clase. Ha constituido grupos con niños de todas las edades y distintas condiciones físicas, psicológicas y sociales, con lo que han descubierto la importancia tanto del trabajo en equipo como de la autogestión. Este diseño de Huerto Pedagógico y Terapéutico recibió el Premio Extraordinario de Educación para la Salud, dentro del concurso nacional de experiencias educativas organizado por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos.
Hasta donde conozco, no existen manuales ni publicaciones en español que profundicen en el tema de la terapia hortícola, quizá con la excepción de los escritos pioneros de José Francisco Ballester-Olmos, profesor de la Unidad Docente de Floricultura y Jardinería de la Universidad Politécnica de Valencia, que a principios de la década de 1990 publicó varios artículos al respecto, además de la obra La terapia hortícola en la rehabilitación de discapacitados físicos y psíquicos, que sólo está disponible en bibliotecas universitarias.
En las páginas de la AHTA y la CHTA se encuentran relacionadas las diferentes universidades y centros donde se puede estudiar y realizar prácticas en terapia hortícola.