Es la hortaliza del principiante. Los rabanitos se siembran directamente con semilla, aclarando cuando germinan para dejar una planta cada 3 o 5 cm. En un mes están listos para comer crudos, crujientes y picantes. Les afecta la sequía y el exceso de calor, que les dan un sabor fuerte y hacen que su interior se ahueque.
Tomás
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Hacer un huerto: plantar fresales
El fresal es una planta que se reproduce sola mediante los estolones que saca cada verano y forman plantas nuevas al tocar el suelo. Puedes trasplantar las hijas y así ir teniendo nuevas plantas que florecerán y darán sus primeras infrutescencias rojas en primavera. Se adapta a circunstancias muy variadas, pero prefiere los lugares abrigados y bien soleados y los terrenos ricos en humus y ligeramente ácidos. Es una de las plantas que más buscan los niños en el huerto o en las macetas, donde crecen bastante bien.
Hacer un huerto: plantar melones
Es otro de los trepadores del huerto urbano. Si todo va bien y salen buenos frutos, se tendrán que sujetar con red para que no rompan los tallos o vayan dando vueltas por el suelo. En el campo se pueden sembrar directamente de semilla, pero el plantel permite controlar mejor los espacios. Necesitan calor.
Hacer un huerto: plantar calabacines
Son plantas con grandes hojas de color verde oscuro que ocupan bastante terreno, pero cada una puede llegar a dar dos o tres calabacines a la semana en los mejores meses de verano. Tenlo en cuenta para no plantar en exceso. Con cuatro o cinco plantas bien cuidadas ya puedes ir servido. No olvides que las flores tienen bastante gracia para tomarlas rebozadas como aperitivo o decorando algunos platos de verano. Para cultivar en balcón o terraza hará falta un macetón grande, con buena tierra y bastante espacio a su alrededor.
Hacer un huerto: plantar berenjenas
Proporciónales todo el calor y la luz que puedas, y un suelo rico en humus. Siempre me sorprende el fruto morado que sale de su delicada flor violácea, con producción hasta que llega el frío.
Hacer un huerto: plantar guisantes
Junto con las habas, inauguran la temporada primaveral en el huerto, porque germinan a temperatura baja y aguantan bien el frío. No les van bien las tierras muy húmedas ni el abonado orgánico poco descompuesto. Hay variedades que trepan y se enredan en ramas y espalderas y otras de mata baja. Recogidos como primicia se pueden comer casi crudos. Los tirabeques se consumen con su vaina y son una verdura muy interesante en un momento en que el huerto todavía produce poco.
Hacer un huerto: plantar lechugas
Si hace buen tiempo crecen rápido y, mientras no hiele, estarán en el huerto durante todo el año. Has de sembrar en semillero o comprar plantel. Son muy sensibles a la sequía y al calor, que las hace espigarse y que amarguen. Las hay arrepolladas, romanas, hoja de roble y muchas más variedades, que recién recogidas del huerto, de la jardinera o de la mesa de cultivo, dan ensaladas con hojas frescas y crujientes, con un fino sabor silvestre. Desde el momento en que coseches tu primera lechuga no podrás volver a mirar una iceberg envuelta en plástico.
Hacer un huerto: plantar pimientos
Hacer un huerto: plantar cebollas
Puedes plantar variedades blancas para consumir tiernas o de invierno para conservar colgadas. Son poco exigentes, salvo que no les gustan las tierras húmedas o con materia orgánica fresca. En mesas de cultivo crecen cómodamente, pues sus raíces son poco profundas. Aguantan bien el invierno, por lo que puedes tener cebollas en el huerto durante todo el año.
Hacer un huerto: plantar calabazas
Son fantásticas, otro de mis cultivos favoritos, siempre que dispongas de bastante espacio para que puedan esparcirse a sus anchas por el terreno. Las hay de muchos colores, tamaños y formas curiosas. Si quieres una cosecha abundante deberás dejar sólo algunos frutos por planta. De todos modos, como se conservan muy bien durante meses después de la cosecha, tienes calabazas en la despensa hasta casi el verano siguiente.